• La Madre

La Madre

Muy pocos cuestionarán la gran importancia que, en cuanto a la psicología y el desarrollo personal de toda mujer y todo hombre, tiene la figura de la madre. La mamá es -a un nivel no alcanzado por ningún otro referente en una infinitud de casos- la mayor encargada de transmitirle el mundo a su criatura. Y no solo porque sea ella la que le otorgue el don de la vida a su vástago. Es todavía más influyente el hecho de que, de una manera muy probable, aquel heredará, para bien o para mal, la concepción que de todo lo que conforma esta vida tenga su progenitora. Bien para perpetuarla, bien para rebelarse contra ella, esta visión será algo que acompañará por siempre a todos aquellos que han sido hijos o hijas. No en vano los profesionales de la Psicología Juvenil, durante sus primeras tomas de contacto con el nuevo paciente, sobrevuelan constantemente aspectos conectados con este asunto, conscientes de la gran mina de turbulencias emocionales que puede suponer para el hijo una relación como la maternofilial.

Ahora bien, ¿cuántos hijos se han parado a pensar de igual manera la forma en la que la complejidad de este mismo proceso le puede afectar a ella, a la madre? Esto es lo que explora el dramaturgo francés Florian Zeller con esta exitosa obra, que, tras haber sido protagonizada por Cecilia Roth en Buenos Aires o por Isabelle Huppert en Nueva York, ha llegado a los escenarios españoles en una producción encabezada por Aitana Sánchez-Gijón.

Por supuesto, a la hora de profundizar en estos aspectos internos de lo maternal, Zeller no busca un ambiente familiar que refleje precisamente un jardín de rosas. Por el contrario, el autor plasma un hogar desértico, solitario y, en definitiva, vacío. Con un marido que brilla por sus constantes ausencias y un hijo que ha abandonado el nido de una forma radical, solamente queda allá Ana, una madre desnortada a la que Sánchez-Gijón ya da vida desde la entrada de los espectadores a la sala, deambulando, a telón abierto, por cada uno de los rincones del escenario. Así, a lo largo de la obra, esta madre, que llega a considerar su propia vida como una estafa, lanza delante de su marido o de su hijo ideas de lo más duras e incómodas, que -a pesar de estar claramente llevadas hasta sus más extremados límites en esta ficción teatral- no dejan de estar presentes en la sociedad actual. Con todo esto, el espectador quedará muy conmovido al observar la manera en que esta esposa se da cuenta, frente a su marido, de la trampa en la que cayó al casarse con él, concluyendo que “con veintidós años no sabes nada”; o al percibir cómo esta madre combina el triste pensamiento de que habría sido mejor no tener descendencia con un tórrido y brutal cariño hacia su hijo, que es el damnificado y fugitivo de una madre que quiere demasiado, con uno de esos amores que matan.

Aunque al principio puede llegar a resultar ciertamente confuso, es toda una experiencia apreciar las correspondencias que, entre lo que podría llamarse realidad y lo que parecen los pensamientos de la dañada mente de la protagonista, van manteniendo la obra, hasta llegar a unas alturas en las que estas dos dimensiones se hacen completamente inseparables para el espectador, que contemplará asombrado una desgarradora conclusión de los hechos, siempre a caballo entre lo real y lo mental.

Para dar forma a todo lo anteriormente referido, además de una interesante propuesta dramatúrgica, también se necesitan unas interpretaciones que de verdad estén a la altura del texto. En este sentido, ha estado también muy acertada la elección de los cuatro actores que dan vida a esta historia, de entre los que pueden resaltarse unos trabajados realmente bien llevados a cabo. Uno de los más llamativos es el de Álex Villazán, que interpreta a Nicolás, el perjudicado hijo de Ana, con una gran naturalidad.

También se nota una gran dedicación en otros muchos aspectos de esta propuesta teatral, como la dirección de Juan Carlos Fisher o los diversos diseños de iluminación, escenografía y vestuario. Todos estos últimos elementos, dentro de su sobriedad, consiguen dar forma a un ambiente perfecto para el reflejo de la historia plasmada. ¡Y es que un fondo profundamente blanco o un vestido del rojo más vivo pueden llegar a decir tanto!

Estos y otros muchísimos significados son los que quedan encerrados en La madre, una obra que provocará que sus espectadores se paren a reflexionar en torno a temas completamente tocantes a cada uno de ellos: la importancia de las relaciones familiares, los efectos de la soledad o los terribles límites a los que, por vías como la inestabilidad emocional, puede llegar a verse empujada una figura tan originariamente cimental como una madre.

Autor: Florian Zeller
Reparto: Aitana Sánchez-Gijón, Juan Carlos Vellido, Álex Villazán y Júlia Roch
Dirección: Juan Carlos Fisher
Producción: Barco Pirata Producciones y Producciones Rokamboleskas
Teatro Principal de Alicante, 25/10/2024

 


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